viernes, 10 de junio de 2005

Hola, soy un logo (?)


Qué sorpresa eh, no se lo esperaban. Yo tampoco. Hablando con El Tío (sería una gilada poner link, si vienen del blog de él) surgió la idea y a ambos nos cupo al instante. Bueno, basta de cháchara (?) y vamos a lo que nos compete (y no quiero giles esperando chiste fácil).



Jorgito la miró a Miami, incrédulo, con ojos de huevo tibio (?). Hablando de huevos, le hizo la pregunta:

- Vos... Vos... ¿Vos tenés... pitina? ¿No hay clítoris pa lenguetiar?
- No seas guarango, querés -y girando la cabeza dijo a su madre- ¡¿Mamá, qué tenés en la cabeza?!
- ¡Nada! -lo pensó (?) dos segundos y se corrigió de una manera ingeniosa, como limpiarse el culo contra la pared- ¡Todo! ("Cómo destronar a Susana Gimenez y no morir en el intento" Hercilia de Hyatt) Yo simplemente...
- ¡Sos una estúpida! ¡¿Acaso no sabés que tenés que esperar a que el tipito este... Cómo se llama... Pero la puta madre... ¡El cura! Diga la frase?!
- ¿Qué frase hija mía?
- Hija mía las pelotas (?). La frasecita esa... que el que tenga algo que decir mande mensajito de texto o apague el celu para siempre...
- ¿Ese es el problema?
- ¡Y sí, después queda mal el video! (?) Claro, la señorita ya se casó, ya tuvo su fiesta, ya entregó el orto en su noche de bodas, y los demás que se caguen, total...

Hercilia bajó la cabeza, mientras que a Bulto, por el contrario, se le paró como nunca. La gente, por su parte, observaba la escena anonadada, cual padre que encuentra a su hija con el novio en el sofá... tomando coca: "¿Polvo para cuando nene?". No, la escena de Miami y su madre no, el zodape de Bulto. Paola se paró frente a él, extendiendo los brazos como cubriéndolo de las balas. Tiró el traste para atrás, le pegó una apoyadita deliciosa, gritó "Esta... ¡ESTA ES MÍA!" y corrió hacia afuera, llorando desconsolada. Bulto no entendía nada de nada.

- ¿Qué miran tanto?
- El cierre, boludo

Bulto miró hacia abajo. No se podía ver los zapatos así que le preguntó al de al lado si estaban bien lustrados (?). Ante la respuesta afirmativa, se tapó la entrepierna en un rápido ademán y puso carita de verguenza de MSN.

A todo esto, el chaboncito del piano ya estaba como por el final de la 5ta sinfonía y el cura manoseaba a los monaguillos disimuladamente y les susurraba al oído "No será Pascua, pero preparate para recibir el cirio". Lo que no sabía, es que colgada del techo con moco de tuberculoso y mermelada de damasco se encontraba María Laura Santillán. A su lado, un vitral con la imagen de San Agustín decía al pie "Oh Dios, como me cabe" en latín.

La iglesia ya era un descontrol. Todos hablando, en otra, los chicos jugando a la escondida en el confesionario. Jorge y Miami no lo podían creer. Eso que tanto habían anhelado estaba siendo un enorme fiasco. Que grosso un churrasco. Sori, rimaba justito (?). En silencio y ante la mirada de Dios, se colocaron los anillos. Más que cumpliendo con el protocolo, se dijeron el uno al otro:

- Yo, Jorge Hane, te entrego este anillo, y prometo amarte y respetarte, tanto en la salud como en la enfermedad, en la Coca o en la Pepsi, en la riqueza, las cuentas bancarias y todos los hoteles, hasta que la muerte o uno de tus patovas nos separe.
-Yo, Miami Hyatt, te entrego este anillo, que viene con descuentos para la barra del hotel, y después lo mismo que vos (?).

Esperaron. Nadie diría "puede besar a la novia", así que Jorgito tomó la iniciativa. Se tomaron de las manos y salieron caminando, despacito. En la escalera Miami se pisó la cola y se partió el labio contra el mármol, pero ya no le importaba nada. Jorgito se reía. Una cálida luna de miel en Indonesia los esperaba, ansiosa...