miércoles, 4 de mayo de 2005

"Jefe, ¿Acá se lo dejo?"
"Apoyalo sobre ESTA mejor"
"¿No estamos ya un poquito grandes señor para esos chistes? Bueno, acá le dejo la chocolatada, las Formis y la Billiken del miércoles pasado"
"..."
"¿Qué se dice?"
"Gracias"

Dura la vida del mozo. Muchas horas parado, muchos clientes quejosos, muchos avances a mujeres con cara de "me cabe la tuya, la del encargado, la del pendejo repartiendo estampitas y la del gordo de la mesa 6" terminados en nada. Casi 4 meses sin ponerla. ¿Pagar por sexo? Jamás, dignidad y honradez eran los primeros valores que le habían enseñado en su casa, además del valor del kilo de pan, la bolsa de arroz y la caja de polenta, como para ir calculando cuanto tenía que manguear limpiando parabrisas. Ta bien, es verdad que cada tanto le afanaba las propinas al boludo del nuevo cuando no miraba y que se guardaba barritas de chocolate Águila para hacer submarino, pero la dignidad ante todo (?).

Nuestro amigo, bautizado como Omar pero inscripto como Ramón, eligió llamarse Eduardo y los re cagó a todos (?). Ya de chiquitito le cabió esto de garcar a los demás. En salita de 3 se metió al aula en el medio del recreo, sentándose en el cuaderno de Augusto [que le había arrebatado su chica, la pequeña y tierna Marina, bien calienta pijas la guachita, con sus ojitos celestes, las trenzas doradas, esos pechos (?)] y dejándole un tereso que jamás olvidaría en su vida, que lo marcaría para siempre (?) y que obligaría a la seño a tener que citar a los padres del pobre Augusto, que se comía los mocos y meaba en la alfombra, pero cagar en los cuadernos, nunca [ante todo la honradez (?)]. Augusto tuvo que empezar terapia con una Psicopedagoga:

"¿Por qué hiciste caca en el cuaderno?"
"So no fi"
"Bueno, si nos ponemos en esa postura de negación me parece que no vamos a poder avanzar. ¿Vos no querés ser normal como tus amiguitos?"
"Quiero a mi mamá"
"Se murió tu mamá, pelotudo"

Y el pequeño Augusto salió corriendo, con sus ojos llenos de lágrimas, no sin antes tirarse un pedito de despedida al cerrar la puerta.



Ya continuaremos en otro momento con las aventuras (?) de nuestro amiguito Eduardo, ahora me voy a... Eeehhh... Espiaaaaar... aaa... Lenny... y... a Carlos (babosos)(?)